miércoles, 28 de mayo de 2014

Hijito no dirás eso, te han de linchar!


Hoy muchos de ustedes me han de putear, les dará vinagrera el leerme; otros me dirán: ¡que bruto póngale cero! Otros reflexionarán sobre mis dichos y a lo mejor tibiamente me darán la razón, otros guardarán con celo este artículo para sacármelo algún día que quiera ser medio importante para impulsar el escándalo y, otros, viéndome con ojos de cariño, simplemente dirán así mismo es ese orejón; pero, créanme, estoy firmemente convencido de que un hombre que en realidad se reconoce libre dice lo que piensa sin temor al linchamiento y es justamente lo que haré hoy.

10 de agosto de 1998: los tiempos bajo el cielo del Eclesiastés, las siete armonías del pueblo aymara, el llamado a la paz ante una enminente guerra con el Perú, “Creo en un país” de Jorge Enrique Adoum, todos estos parajes condensados en una pieza oratoria pronunciada por uno de los mejores oradores que he escuchado y que justamente aquel día dejaba de ser Alcalde de Quito para posesionarse como Presidente de la República.

Discurso esperanzador para los ecuatorianos, estábamos frente a un político sumamente carismático, joven, con fama de buen administrador, un gran alcalde de la capital, buen mozo para las chicas, acompañado de un partido sólido, ideológico, con mayoría en el Congreso Nacional, es decir: ha llegado “el que ha de venir”, decían.

¿Cómo estaba el Ecuador al que venía “el que ha de venir”? De eso casi nadie recuerda... Teníamos un país ad portas de una nueva guerra con el Perú, teníamos un sistema financiero devastado que en donde se metía el dedo salía pus, con un barril de petróleo que costando algo mas de 5 dólares no llegaba a 6, una inflación incontrolable, un pueblo sin confianza en el sistema bancario, una moneda que al principio de mes te permitía aspirar a algo y a fin de mes a aspirar a mucho menos, con un país dividido en dos partes casi iguales, puesto que la ventaja que obtuvo frente a su contrincante en la segunda vuelta fue tan estrecha que llevó a varios “preclaros” analistas políticos a hablar de fraude a favor de “el que ha de venir”.

El presidente “mesías” y salvador de esa patria erosionada gobernó con el aplauso general y vivas constantes hasta el final del año 1998, recuerdo que inclusive una tarde de diciembre de ese año, salió en hombros de la Plaza de Toros Quito acompañando a “El Juli” tras una tarde de toros aṕoteósica. Claro, ¿y como no iba a salir en hombros? Si a un poco más de dos meses de iniciado su gobierno alcanza la paz con el Perú y cierra definitivamente la frontera (proceso de paz que a muchos no les gustó, pero el 90% de la población se vio complacida con la firma de la paz), pero como dice mi estimado amigo Santiago Cevallos: “una de cal, volqueta de mierda” (perdonándome el francés) una vez firmada la paz con el Perú arranca la peor crisis económica que ha conocido el país, aquella del año 1999, aquella que la revista Vistazo la catalogó como la de “El Año Horrible”.

La crisis financiera produjo aproximadamente un 70% del cierre de las instituciones financieras del país. En noviembre de 1998, es decir pocos días después de la firma de la paz con el Perú y a los tres meses de haberse posesionado como presidente, Filanbanco, el principal banco del en la época, presenta problemas no solamente de liquidez sino de solvencia, lo cual implicaba la caída del banco y un potencial debacle general del sistema financiero, por lo que “el que ha de venir” y su gobierno decide iniciar un proceso de salvataje e intervenir el sistema. Esa decisión de Estado, no era un delito per se, pero le costó al Estado ecuatoriano algo así como 540 millones de dólares, a lo que debemos añadir 40 millones más en créditos entregados a los bancos de Préstamos, Tungurahua y Finagro, que para ese momento también estaban por caerse.

Esos fenómenos no solo minaron la imagen de “el que ha de venir”, sino también torpedearon el principal valor que se debe tener en un sistema financiero: la confianza. La gente entró en una especie de pánico y se motivó a retirar sus ahorros en sucres y cambiarlos a dólares, lo que tuvo graves repercusiones en el tipo de cambio, la depreciación del sucre y una fuga de capitales al exterior, lo que agravó la liquidez del sistema financiero. A esto le vino de yapa el incremento de la cartera vencida del sistema financiero, lo que dejó al sistema en una situación precaria.

Además, para matizar, los datos del Banco Central del Ecuador mencionaban que en 1999 la actividad económica fue -7 o -8% y el sucre perdía su valor por 195%. Las pérdidas económicas ascendieron a 8.000 millones de dólares. El desempleo aumentó de 9% al 17% y el subempleo aumentó de 49% al 55%. Fueron utilizados 1.6 mil millones dólares de los fondos del Estado en los bancos que finalmente quebraron. El medio circulante aumentó a una proporción anual de 170% para pagar a los depositantes de los bancos quebrados, y así entre otras delicias.

Todo este lío desencadenó que el 8 de marzo de 1999, se declarara el feriado bancario, como acto de Gobierno, como acto de Estado, en ejercicio de las facultades que tenía el Presidente de la República, no como un acto delincuencial como se quiere hacer aparecer hoy en día, y luego el congelamiento de depósitos en las cuentas con un saldo superior a 2 millones de sucres, pero a pesar de todas estas medidas, los bancos finalmente quebraron y el sistema terminó colapsando.

Ya a finales de 1999, “el que ha de venir” tenía una aceptación del 9%, convirtiéndose en “el que se ha de ir”. Finalmente, en enero de 2000 el gobierno decretó la dolarización a una paridad de 25.000 sucres por dólar, medida con la que quienes tenían ahorros en sucres, recuperaron sólo una quinta parte; mientras que los que tenían créditos con entidades financieras vieron reducida su deuda en una quinta parte.

A breves rasgos he tratado de detallar un tema que es bastante más complejo y difícil, pero mientras estos problemas en materia económica acababan con el gobierno, por otro lado, se tomaban medidas que hasta ahora permanecen y que han sido caballos de batalla para el gobierno de la Revolución. Voy a nombrar cuatro ejemplos al menos: La firma de la paz con el Perú le ha permitido al economista darse el lujo de reducir a nuestras fuerzas armadas en numero de hombres y en presupuesto. El bono de desarrollo humano, es el mismo que en la época de “el que se ha de encarcelar” fue creado y que ahora le ha servido al economista a ganar una tras otra las elecciones incrementando el valor que se entrega a los ciudadanos para tenerles contentitos. La dolarización le ha permitido al país mejorar su calidad de vida y salir de la pobreza, podemos tener el mismo sueldo al inicio que al final del año, nos endeudamos sin la incertidumbre de lo que pueda pasar luego y, sobre todo, permite al Ecuador tener una economía estable y libre de excesos como lamentablemente hoy vive Venezuela. La creación del parque nacional Yasuní, se dio en el gobierno de “el que se ha de extraditar” bajo la lógica de proteger la naturaleza, mantener la vida en nuestro planeta y ser amigables con el ambiente; ahora el economista lo quiere explotar, para salir de la pobreza y ser más soberanos. Soberanos que?

Voy a decir mi verdad: sí, es cierto, “El que ha de venir”, “El que se tenía que ir” y ahora “el que se ha de encarcelar” cometió errores y no pocos, pero me pregunto ¿qué otro camino quedaba? ¿Dejar que el sistema quiebre y que cada banquero se entienda con sus clientes? ¿Dejar que la inflación nos coma y vivamos como en Venezuela?¿Mandar a la silla eléctrica a los banqueros y que la gente se joda? Estoy convencido de que cualquier presidente debía actuar de manera similar cortando la mano para salvar el brazo.

Si tan malo fue ese ex gobernante ¿por qué seguimos disfrutando de sus medidas? ¿Por qué a nadie se le ocurre seguir guerreando con el Perú, por qué siguen cobrando sus bonos mes a mes , por qué a nadie se le ocurre tener otra moneda que no sea el dólar? Simplemente porque fueron medidas tomadas con porte de Estadista y no como novelero del momento. Mahuad sacrificó su carrera política, se suicidó políticamente y por dignidad jamás volvió a decir esta boca es mía. No ha hecho, como otros, apología de sus errores y se ha seguido mostrando como salvador de la patria, gobernó mal para unos, bien para pocos, inteligentemente para mi, pero nunca más volvió a mostrarse como opción y eso es un mérito. Si la cagó o no ya le ha juzgado la historia, lo preocupante es que 14 años más tarde el economista y sus panas pretendan levantar su popularidad venida a menos pateando en el suelo a alguien que no se acordará de ellos ni con el primer bostezo de la mañana y que en estricto sentido se equivocó pero jurídicamente no delinquió.

Hace tiempo le daba este mismo argumento a mi mamá y ella lo que atinó a decirme es: “Chuta hijito, harás el favor de no ir a decir eso en la calle, te han de linchar!”

No me pegarán... nos vemos el miércoles!

jueves, 22 de mayo de 2014

Pájaro por concha, una estrofa por otra...

Resulta gracioso, por decir lo menos, que una de las primeras peleas que el economista le haga al alcalde Rodas sea acerca del como debemos cantar los quiteños nuestro himno.

En realidad no me toma por sorpresa el asunto, esas peleas se entablan fácilmente con los revolucionarios, sino recordemos como en la Asamblea Constituyente de Montecristi, se dieron discusiones tan bizantinas que iban desde el placer sexual de la mujer como derecho humano, hasta si debía cambiarse el escudo de armas y eliminar el cóndor para poner la concha.

No veo por donde debería enfrascarse la discusión en cuanto a nuestros símbolos patrios, mas bien quienes nos gobiernan, simplemente deberían darse cuenta que todos ellos, absolutamente todos, son servidores de la patria y resultan totalmente dispensables; la revolución terminará y quizás muchos de ellos recibirán los multiproductos, el beso de la modelo y se retirarán a sus casas, mientras otros muy probablemente se acomodarán en las nuevas administraciones. Sea lo uno o sea lo otro, las personas pasan pero las instituciones y los símbolos quedan porque rebasan a las personas y eso se debe entender.

La discusión sobre los símbolos patrios va mucho más allá de los complejos que se puedan tener en materia de análisis histórico; si la Asambleísta Constituyente Tania Hemida, por ejemplo, consideraba que más simbólica para nuestra nacionalidad es la concha que el pájaro, y quiere cambiar concha por pájaro, pues felicidades! Eso no le hace dueña de la verdad ni interprete de la historia, simplemente debería recordar que lo que nos ha venido integrando como nación es justamente aquel símbolo de altivez, imponencia y libertad que se llama cóndor, tanto es así que cuando uno es asesinado como el caso del cóndor “Felipe”, resulta titular de primera plana en todos los periódicos del país y nos duele a todos.

Si la concejal Luisa Maldonado dice sentirse más india que mestiza y que por esa razón no hay que cantarle a España en nuestro Himno, felicidades también! Pero su sentimiento personalísimo tampoco le hace dueña de la verdad; Quito es un pueblo mestizo, con padre y madre, debemos sentirnos orgullosos de quienes construyeron la nacionalidad ecuatoriana, es decir nuestros padres aborígenes y nuestra madre patria, lo contrario; es decir, negar ese mestizaje, implicaría negar a nuestra madre y yo por lo menos no estoy dispuesto a negar a la mía y creo que ninguno de ustedes tampoco.


Ahora ya es discusión en los medios si se canta una estrofa u otra del himno a Quito, si la segunda o la cuarta, hoy escuché a una concejal que decía: “que cada uno cante como se sienta mejor”, chanfle! ¿que cada uno cante como se sienta mejor? no seas malita...! En derecho las cosas se deshacen como se hacen, si doña Luisa Maldonado, en la época del Maestro Augustito impulsó la Ordenanza 493 en la que se hace que todos los demás cantemos el Himno como ella quiere, lo lógico y lo jurídico es plantear otra ordenanza que derogue la anterior y volvamos al estado tradicional de las cosas, simple! No peleen por pendejadas!

Pero para meterle la mano a los símbolos patrios deberán entender que este tema siempre ha sido complejo porque estos (lo símbolos) son la materialización de la identidad de un pueblo, tanto es así, que la misma España no tiene letra en su Himno Nacional, no porque no haya quien pueda escribir algo bueno y cantable sino más bien porque hasta ahora nadie se ha creído dueño del espíritu de la nación y se ha lanzado a proponer una letra para el himno. En Quito y en el Ecuador en cambio, tu cualquier dignatario se abandera del sentimiento de todo un pueblo e impone sus complejos sobre la tradición y la historia de todos, así, sin más ni más.

Los símbolos patrios son la manifestación palpable de nuestros dogmas fundacionales, los ecuatorianos venimos de la libertad, venimos de la rebeldía, venimos de lo aborígen y de lo hispánico, venimos del español y del quichua, venimos de los reyes y caciques indígenas y de los delincuentes que nos mandó España en alguna de sus expediciones, venimos de Pacha e Isabel, venimos de Colón, Píntag, Atahualpa y Huascar, venimos del ayllu y la familia, del cañón y la lanza, de la gratitud y del abuso, del jerez y la chicha, del caballo y la alpaca, de la esclavitud y la libertad, eso somos, ese es nuestro pasado, esas son nuestras raíces y debemos respetarlas, enarbolarlas y sentirlas como nuestras, siempre!

¡oh ciudad española en el ande!
¡Oh ciudad que el incario soñó!
Porque te hizo Atahualpa eres grande,
y también porque España te amó...

Así nos suena a todos, así lo aprendimos, así cantamos los quiteños y ni el mashi Rafael ni el maestro Augustito ni sus mashiku kuna nos van a decir como lo tenemos que cantar.

Nos vemos el miércoles...


miércoles, 14 de mayo de 2014

Cinco más cinco, aproximadamente ocho!


Hoy termina la peor administración que Quito ha tenido, por lo menos en los últimos cuarenta años.

Ustedes habrán conocido o se habrán dado cuenta de mi postura con respecto a Barrera desde siempre: un alcalde totalmente huérfano del respaldo popular, elemental, sin ideas, insultantemente amamantado del liderazgo de Correa y, lo que es peor, absolutamente indolente de las tragedias generadas por su pobrísima administración.

En estos días me he puesto a pensar y me he dicho: a ver Andrés, objetivamente, ¿por qué le ha ido tan mal a este señor? (claro, usaba otros calificativos, pero no son muy publicables que digamos...) y haciendo un análisis profundo de la realidad he podido identificar al menos tres aspectos:

Un alcalde con nulo liderazgo.- y es que resulta prácticamente imposible gobernar una ciudad como Quito con liderazgo prestadito, con votos endosados, camiseteándose sin miedo y convocando muy poco. El ex alcalde Barrera llegó al municipio por obra y gracia del economista, sino es así, que alguien me diga ¿qué de condumio había hecho Barrera antes de ser alcalde? De lo que yo se fue funcionario de algún departamento de planificación en el Gobierno de Lucio Gutierrez, fue Concejal por la ID, fue miembro y candidato por Pachacutik.... sí todo eso está muy bien, pero, frente a ex representantes de la ciudad como Jaime del Castillo, Sixto Durán Ballen, Rodrigo Paz, el mismo Jamil Mahuad ¿que nos podía ofrecer en materia de conducción política...? cero Polito, cero!

Y es que este tema del liderazgo es bien complicado porque la gente no te perdona nada cuando no le convocas nada; para muestra unos ejemplos: hace un poquito más de un año la ciudad de Guayaquil se inundó hasta el cuello de sus ciudadanos, poquitos días duró la bronca y el malestar de la gente; pero la imagen de Nebot se mantuvo intacta. El gobierno del economista ha aguantado el tema Delgado, Duzac, valija diplomática, Dayuma, pativideos, en fin; pero el economista sigue intacto en su imagen. En el caso de don Augusto un hueco en la calle era paliza en el Twitter, una mala declaración era linchada segura en Facebook; un aguacero bien pegado con tapada de caños era silbatina general; quiso cambiar el nombre al aeropuerto hecho el democrático y el economista le patea en el suelo en la sabatina; en fin, una tras otra le venían al pobre Barrera, en materia de liderazgo con una voluntad que conmueve y una mala suerte que asusta, lo cual fue minando su paupérrima imagen desde el comienzo.

Un dirigente que no se sintonizaba con la realidad que le rodeaba.- y de esto podría hablar mucho pero no quiero cansarles. El otro día leía que les demoró dos años desmontar el municipio paralelo. ¿Desmontar el municipio paralelo? ¿Dos años? Querido amigo, lo que bien funciona no se desmonta, se lo pule, se lo perfecciona, se lo fortalece, y si no sirve no le das la exclusividad de tu actuar pues! Le dedicas tiempo pero no te emperras en tumbar todo lo anterior. Yo entiendo que Konrad Adenauer en la Alemania de Post Guerra “desmonte todo” pero no pues Augustito dos años “desmontando el municipio” hágame el favor!

Llenos de multas, llenos de impuestos, cada vez más zona azul, cada vez más tráfico, más contaminación, delincuencia; los barrios sin legalizar, ahogados por el tráfico de tierras ¿y el señor? en los Boulevares para exponer a las “Megabestias”, chuta que bestia! Haciendo aeropuerto sin vías, luego vías sin puentes y luego puentes sin vía; haciendo metro sin metro y parque sin parque, lindo! Mamitico!

Un tipo totalmente indolente con la tragedia del resto.- y es que la tradición de indolencia de don Augusto viene desde sus épocas de concejal en la administración de Paco Mocayo, digo esto porque cuando era presidente de la Comisión de Salud del Municipio, se dedicó a la bonita tarea de ser “el enlace de contenidos entre la Asamblea Constituyente y la Presidencia de la República”, oiga mi pana su sueldo le pagamos los quiteños para que nos sirva a nosotros desde la concejalía, no para que ande de figureti con el economista; justamente en esas mismas épocas “de enlace” se dio la tragedia de la discoteca “factory” en donde murieron 19 jóvenes quiteños, pero el Concejal de la Salud ni chuz ni muz!, y lo que es peor, en cinco años de alcalde poco hizo por impulsar los procesos de investigación del caso y de resarcimiento de los daños.

Luego como burgomaestre a don Augusto se le viene encima el cerro en la Av. Simón Bolívar matando a cinco personas que circulaban en su vehículo por esa zona en el momento del desastre; como no estaban cerca las elecciones mutis por el foro, hasta ahora no se soluciona el problema, y lo que es peor, como según Germánico Pinto era un caso fortuito los angelitos estos le siguen disputando la responsabilidad del Estado y las posibles indemnizaciones a la familia Asquel en los tribunales del país, lindo! Para rematar, como salado andaba, justo pocos meses antes de la campaña se le viene el túnel de la Tufiño encima de los esposos Cóndor Quishpe, pero ahí si! Como no podía ser de otra manera, solucionaron rapidito, la ex de don Augusto, la señora Lourdes Rodríguez se puso a la orden para pagar todo lo necesario, y eso que Germánico Pinto dijo que era fatiga de materiales y no estupidez administrativa! Pero bueno algo pagaron a contra factura (del lobo un pelo) y luego le dieron una ayudita a manera de ordenanza, Dios les pague, Dios les de más.

En fin, así varias historias, no se trata de hacer leña del árbol caído pero no puedo ser hipócrita, yo no voy a salir con la paparruchada de que Barrera hizo su mejor esfuerzo y entregó años de su vida a la ciudad, yo no! Yo me alegro que se haya ido! me alegro que haya perdido las elecciones y que ya no este más dirigiendo esta ciudad, los quiteños hemos llevado a nuestra ciudad siempre con orgullo y no merecíamos tener al frente nuestro a un ciudadano tan monográfico como Barrera.

Cuando recién perdió las elecciones los nostálgicos seguidores del ex alcalde crearon el hachtack #graciasaugusto y #elcaminoestatrazado, ciertamente que esta trazado, tenemos una ciudad caotizada, enfrentada, sin autoestima, insegura; no esperemos milagros, más bien apoyemos para que el nuevo alcalde trabaje todos los días con sentido común y juntos vayamos limpiando la embarrada, vayamos construyendo la ciudad que queremos y que podamos hacer, esa ciudad amable, tolerante, de progreso, esa ciudad a la vanguardia donde cinco más cinco siempre sea diez y no aproximadamente ocho.

Permiso...

miércoles, 7 de mayo de 2014

La democracia al revés


Gracias al apoyo de la Organización Demócrata Cristiana de América y, por invitación del Presidente de la Juventud del Partido Popular de Panamá, el fin de semana pasada tuve la oportunidad y bendición de participar como observador del proceso electoral que se llevó adelante en la hermana República de Panamá.

Salí de Quito el día sábado ya informado de lo que estaba sucediendo en los sondeos de opinión: el candidato oficialista (es decir el ñañito de Martinelli); el candidato de los Revolucionarios y el candidato de la Democracia Cristiana estaban en un virtual empate técnico, sin embargo, el último aparecía tercero en la intención del voto de entre los tres “tecnicamente empatados”.

Llegue a Panamá, ciudad tan hermosa como desigual; ciudad de enormes rascacielos de luces apagadas y de barriadas inundadas por el aguacero; ciudad del Hard Rock Café y de las cobachas de menestra y pescado; la ciudad del “mano de piedra” Durán y capital de “la segunda patria de Abdalá”. Llegué con poquito tiempo para conocer, para pasear o para salir a bailar; es más, ni siquiera podía tomarme una cerveza porque estaban en plena ley seca; pero en todo caso, llegue con la predisposición de conocer su democracia, sus similitudes y diferencias con lo que nosotros entendemos por democracia.

En la noche cena con altas personalidades, con gente de partido, con consultores políticos, politólogos, juristas, en fin, hombres y mujeres de altísimo nivel quienes hablaban de varios temas que iban desde la situación en Ucrania, el problema de Venezuela, las elecciones del día siguiente hasta de la pelea Mayweather vs. Maidana; es decir, se hablaba de todo pero ninguno de nosotros imaginábamos siquiera lo que estaba esperándonos al día siguiente: el triunfo en las elecciones de aquel que todos ponían en tercer lugar, nuestro candidato, Juan Carlos Varela.

Domingo (no Paredes) todos arriba muy temprano, desayunamos y para la Chorrera nos fuimos, ese era el sitio en donde Oreste del Rio, entrañable amigo y Presidente de JODCA y de la Juventud del Partido Popular de Panamá, había hecho su campaña postulándose para diputado de su pueblo. Como todo día de elecciones, nos reunimos en el comando de campaña, fotos por aquí, fotos por allá; aréngas de ánimo dos que tres discursos y, al cabo de un par de horas, acompañamos a votar a nuestro candidato a diputado. Dos cuadras antes del recinto fue la concentración, llegó el presidente nacional del Partido Popular, unos cuantos amigos más, el personal de apoyo y nosotros los observadores que presenciaríamos ese hecho importante.

Efectivamente Oreste votó, ¡Aplausos, Barras, Arengas! ¡Que viva el candidato!.. típico de la política, en eso fuimos interrumpidos por el personal de la campaña que nos decía: “¡hay que moverse a la escuela “Naciones Unidas” allí va a estar Varela! Obvio, todos fuimos emocionados a ver a nuestro candidato (según nosotros a demostrarle nuestro apoyo y arroparlo para que una posible derrota no fuera tan dura), llegaron una centena de personas, el candidato que iba tercero en las encuestas se mostraba sereno, saludó con todos, es más tuvo el tiempo de acercarse a nosotros y decirnos con muy buena voluntad y con español panameño enraizado: “chicos esta noche nos vemos en el “cheraton”. En realidad me sentí feliz; muy, muy emocionado pero algo me decía que se venía otra vez una decepción electoral, y eso lo deducía porque por un lado estaba el candidato del oficialismo que contaba con todo el apoyo del Presidente saliente, tanto apoyo tenía por parte de Martinelli que puso hasta a su esposa como candidata a vicepresidente! Por otro lado teníamos una izquierda babosa, totalmente abandonada de ideología, una izquierda que había recorrido el interior del país regalando refrigeradoras, cocinas, colchones, microondas, licuadoras (creo que un poco más y les faltaba ir diciendo adelante, Panamá, adelante – chiste solo para ecuatorianos-) y nuestro candidato, un tipo decente, de familia, de recursos económicos pero no para amoblar la casa a todos los panameños, que además iba tercero en todos los sondeos de opinión... ¡uy, grave!

No quiero hacerles muy largo el cuento: llegaron las 4 de la tarde y se cerraron las mesas, comenzó el conteo y nosotros volvíamos en una furgoneta desde el interior del país hacia Ciudad de Panamá. No se si resultaba mejor o no pero en Panamá no hay ni exit poll ni conteo rápido, simplemente desde cada recinto electoral se subía la información a la página web del Tribunal Electoral y cual partido de fútbol el país iría durante las dos horas siguientes, viendo como el conteo de cada mesa iba engrosando la votación para cada candidato.

Varela ganaba por poquito, luego ganaba por un poquito más, luego por más, ¡luego por tres puntos! ¡luego por cinco puntos! ¡luego por nueve puntos! Chamadre! ganamos decía entre mi (es más me acordaba de mi buen amigo John Ramos cuando nos decía: ¡aura si les ganamos orejón!). Les dije a mis compañeros observadores: “amigos esto es ireversible, vámonos pa'l “Cheraton”!

Mientras avanzábamos hacia el hotel Sheraton, el Magistrado Erasmo Pinilla, Presidente del Tribunal Electoral salía en cadena nacional a decir que la tendencia es irreversible y que el nuevo presidente era Juan Carlos Varela Rodríguez. Carajo! ¡No fue el del oficialismo! ¡no fue el de la izquierda! ¡fue el nuestro, hptas! Por primera vez había estado presenciando unas elecciones nacionales en donde ganaba era EL NUESTRO!, no lo podía creer, sentí que el triunfo era mío, de esa filosofía que tanto me llena y que creo que es la que puede cambiar la realidad de nuestra gente: estado nirvánico!

Llegó Varela al “Cheraton” e inició su discurso: agradeció a Dios, a su familia, a sus votantes. “Hoy inicia una nueva Panamá, la de todos, la mejor”. “Hoy nos desprendemos de las banderas partidistas y y enarbolamos juntos la bandera de Panamá”. “Gracias a los que votaron por mi y gracias a los que no, pero este Presidente será para todos los panameños”. Bla, bla, bla; lugares comunes de todo candidato ganador.

Pero entre los lugares comunes del candidato ganador, después de siete años de revolución ciudadana que he vivido en el Ecuador me comenzó a hacer falta el discurso: ¡qué paliza les metimos! ¡ apesar de tanta infamia por suerte a los otros ya nadie les cree! ¡Se les acabó la fiesta a los del gobierno! ¡Nos vamos a radicalizar! ¡Que nadie se engañe compañeritos, Martinelli es un cadáver insepulto! Pero no, no dijo nada de eso, reivindicó la decencia, ofreció olvidar agravios, pidió una transición en paz, que ningún panameño se sienta derrotado y pidió a sus seguidores que bajo ninguna circunstancia pretendan humillar a los seguidores de los otros candidatos. ¿Es esto cierto? decía yo... y si era cierto! si se puede hacer política sin humillar, si se puede hacer política sin acanallar ni desacreditar ni hacer de menos al otro y eso lo aprendí en Panamá.

Algo más y esto si fue realmente increíble: Decía Varela: “Al concluir este proceso electoral, quiero que todos los panameños estemos en el lugar que estemos, nos pongamos de pie y demos un fuerte aplauso al Tribunal Electoral, verdadero garante de que este proceso se maneje con limpieza, honestidad y transparencia” ¿Qué? ¿el candidato opositor al régimen agradece al Tribunal Electoral por la transparencia? Pero si en el Ecuador el Consejo Electoral está ante las órdenes del oficialismo, son empleados del régimen! una hoja no se mueve si no es con la orden del economista! Realmente la política está al revés en Panamá! decía para mi mismo.

Continúa el presidente electo: “Quiero que nos pongamos de pie y aplaudamos la intachable gestión del Magistrado Pinilla Presidente del Tribunal y de los demás Magistrados que han hecho de este proceso una fiesta democrática”. ¿Qué? Se puede ser generoso de espíritu y reconocer que los otros que no son de mi partido también trabajan bien y les podemos depositar nuestra confianza? Están locos en Panamá decía yo. Pero no! No están locos, esa democracia es posible en cualquier país del mundo si quienes pretenden representar a un pueblo se dan un baño de decencia política, de respeto al espacio del otro y se reconoce lo que verdaderamente vale en la persona: su dignidad.

Y así me fui de Panamá emocionado por el triunfo, aplaudiendo al nuevo presidente, conociéndolo en persona ya como Presidente electo y cruzando apreciaciones de lo que pasó, leyendo el último titular de periódico que decía: “Tribunal Electoral proclama como Presidente a Juan Carlos Varela, luego de Jornada Democrática ejemplar”; al cabo de hora y media de vuelo llego a mi Ecuador del alma y me encuentro con la triste realidad que acá el periódico dice: “Consejo Nacional Electoral anula las firmas de los Yasunidos y no habrá Consulta Popular”.

Ciertamente la democracia esta al revés pero no se donde mismo es. (Me salió un verso sin mayor esfuerzo)

Con permiso...