miércoles, 23 de abril de 2014

Si yo no duermo, nadie duerme...


No se si nos pasó a todos, pero ustedes recordarán que desde los tiempos de la escuela, siempre habían uno o dos sabrosos que eran los que "pegaban a todos", y claro! como el resto les tenía miedo, por fuerza había que hacer lo que ellos decían. Estos "bravísimos" eran los que decidían a quien se debía molestar, que es lo que se iba a jugar, quienes nomás podían jugar y hasta quien jugaba en el equipo de ellos y quienes se iban al otro equipo. Recuerdo que en el colegio que yo estudié, nunca faltaban estos individuos, a tal punto llegó su omnipotencia que en alguna ocasión que fuimos a las típicas convivencias anuales compartimos habitación diez niños, ocho de los normalitos y dos de los bravísimos y como no podía ser de otra manera, los dos boniticos (siendo minoría) impusieron su voluntad suprema durante toda la convivencia: decidieron donde dormiría cada uno, en que orden nos bañaríamos y con quién se debía conversar.

Obviamente en una convivencia de niños, fuimos a las charlas con las monjitas, a misa, a actividades de reflexión, a la piscina de la casa de convivencias y el infaltable partidazo de fútbol con el tarro de “SOMEX” para terminar la jornada. A la hora de retirarnos a descansar uno de estos capataces del dormitorio aducía no tener sueño y al grito de: “si yo no duermo nadie duerme” sentenció a todos los demás a esperar que el individuo se calle la boca para poder dormir, todo esto apoyado de manera incondicional por su otro acolito y por uno o dos que creían que las once de la noche era todavía una hora en la cual se podía seguir hablando cualquier cosa en lugar de acostarse a dormir.

Esa infantil actitud si no se corrige a tiempo, acompaña a la persona para toda su vida, supongo yo que más de uno de ustedes habrán tenido compañeros así, es más, mucho me atrevo a pensar que varios de ellos ahora nos gobiernan. Como son los que pegan a todos (figurativamente hablando), son los que meten las palizas electorales o tienen el favor del pegador mayor, ya han comenzado a decidir por nosotros en cosas que ni en nuestra casa nuestros mismos padres pudieron decidir alguna vez.

Que si las corridas de toros son un espectáculo violento... vienen cuatro mapiosos (creo que se llaman Diabluma) que se suspendan las corridas de toros! Que si la señorita Laura no le gusta al que sabemos... que no se transmita más la señorita Laura! Que si las “lluchas” en el Extra no le gusta a una mancita de la gallada del que pega a todos.... sanciónele al Extra! Que si no le causa chiste la caricatura de Bonil al gran jefe... múltenle al Bonil! Que si “la Pareja Feliz” no le gusta al Defensor del Pueblo.... busquemos cuatro fulanos que “protesten” y a sancionarle a la Pareja Feliz! En conclusión: Sin yo no duermo... que nadie duerma!

Parafraseando al mil veces parafraseado Bertolt Brecht: “Primero vinieron a sacar a los toreros, pero no dije nada porque yo no era torero. Luego vinieron por la señorita Laura, pero no dije nada porque ni le conocía a esa señora. Luego vinieron por las lluchas del Extra y yo dije mostro de carreteras!. Luego vinieron por Bonil y no dije nada porque este gobierno ha invertido más que los cuatro últimos gobiernos juntos. Ahora vienen por mi y ya es demasiado tarde...”.

La libertad de elegir amigos míos es personalísima, responde al fuero interno, ya somos pues los suficientemente grandecitos para elegir que ver y que no, que periódico comprar y que periódico no; con que reírnos y con que no; no es justamente el Estado, ni sus autoridades, ni sus superintendentes, ni sus defensores quienes decidan que tenemos que ver, oír o por que reir, porque sería casi como seguir bajo el yugo de aquel que decidía a que hora se duerme en la convivencia de la escuela.

Que la indolencia no nos absorba, que la miopía no nos convierta en visionarios solo de nuestras cosas y el resto que se joda. Construyamos una sociedad donde todos, absolutamente todos podamos decidir, vivir, gozar, reir, llorar, exhibir, sin más limitaciones que los valores que como seres humanos nos hayan inculcado en nuestra casa y en nuestra escuela y no permitamos que el señor prohibicionista se adueñe de nuestra libertad.

Ahora ha caído en desgracia David Reinoso, el mismo que con Bonafont nos contaba el “mostro” de gobierno que tenemos. Ahora mi buen David estas en el banquillo de los acusados, ahora ya te podrás dar cuenta que en este gobierno se ha callado mil veces más gente que en los últimos cuatro gobiernos juntos: “mostro de atropello”! Así paga el diablo a sus devotos, pero créeme que mi solidaridad está contigo y con todos aquellos que tienen derecho a expresar su talento sin censura previa ni sanción posterior.

Hasta la próxima!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario