miércoles, 10 de enero de 2018

Liz Taylor en la Política

Feliz año!

Para aquellos que no conocen quién es el personaje del que estoy hablando en el título de este artículo; en algún momento de ocio, métanse al google y busquen “Elizabeth Taylor”, más conocida como Liz Taylor. Lo primero que el buscador les va a arrojar es el nombre del cónyuge, y sorpresivamente se van a encontrar con 7 nombres distintos; si, 7 nombres distintos!: Conrad Hilton Jr., Michael Wilding, Mike Todd, Eddie Fisher, Richard Burton, John Warner y Larry Fortensky. En la época en la que Taylor se proyectó como actriz, sin duda, el tener siete esposos distintos era motivo de escándalo, cada matrimonio era motivo de cuchicheo general, y creo que hasta ahora resultaría poco probable que una vida así de licenciosa se admitida como regular. Sin embargo, a pesar de que su vida personal no era de las más ejemplares, Liz fue una de las actrices más queridas y respetadas de Hollywood, porque demostraba talento, capacidad, carisma y siempre sus actuaciones se encontraban muy bien calificadas por sus seguidores y los conocedores del séptimo arte.

Pero ese comportamiento, aun cuando puede resultar difícil de comprender para el resto y en las épocas modernas puede ser conocido como “soberanía del cuerpo”, puede ajustarse plenamente a una vida de farándula, luces, paparazzis, flashes y alfombras rojas, de hecho creo que parte del negocio está ahí.

Yo me pregunto, ¿este modo de vida sería compatible con la política? Y enseguida me respondo: por supuesto que no. Ni en lo personal ni en lo partidario, los políticos pueden ni deben andarse casando con el primero que se cruza y mucho menos andarse pasando de partido en partido cual picaflor sobre las florecitas. El entrar en una organización política requiere convicción, compromiso, apego, decisión y convencimiento de la doctrina política que la organización profesa. Lo demás es transfuguismo, oportunismo, vivarachería barata, falta de palabra e incoherencia ética; todos estos antivalores siempre, léaseme bien, siempre! serán sancionados por los electores tanto en la papeleta como en la opinión pública y en la publicada.

Lastimosamente conozco un personaje que se asemeja mucho a Taylor y pretende hacer política, un ciudadano que fue construido por los estudiantes de la Universidad Católica, un individuo que todo el tiempo que le conozco utilizó a la PUCE y a la Academia como carta de presentación para evidenciarse en la política y en la opinión pública. “Catedrático Universitario”, “Docente Universitario”, “Decano de la Facultad de Derecho”, decían los generadores de caracteres en los medios de comunicación en donde se presentaba. 

Debo confesar que al principio me daba orgullo verlo ahí, representando lo mejor de nuestra Universidad: la técnica, el conocimiento, la honestidad, siempre siendo la luz en medio de la oscuridad. Que orgullo, ese es mi profe! decía. Luchamos juntos, en el año 2005 él como Decano, yo como Presidente de la Asociación Escuela de Derecho de la PUCE enfrentamos a Gutierrez, a la Pichicorte, a la dictadura, a la violación del Estado de Derecho, a la interferencia de funciones, al chanchullo, al oportunismo, a la política mal manejada, a los políticos pícaros; nos fuimos en contra de un sistema corrupto y corruptor que nos gobernaba, nos aplastaba y nos llevaba a la más grave desinstitucionalización  democrática y política que se había visto hasta aquel entonces.

Cayó Gutierrez y mi Decano quería ser Vicepresidente de Palacio, pidió apoyo, se movió, cabildeó, le apoyamos, creímos en él; no se pudo, fue Serrano Aguilar el Vicepresidente, para la próxima será mi doctor, para la próxima!

A partir de ahí el espíritu de Liz Taylor se apoderó de mi Decano, chanfle!: primero con la Red y al grito de Roldós Presidente! Se encaramó en lo que en la Universidad conocíamos como las “Ligas Mayores”, luego creo que no le gustó mucho y se fue para la ID, naranja es el color mi doctor!  Pero tampoco le gustó porque al poquito tiempo ya se subió en la caravana de Humberto Mata. Fuerza Ecuador creo que se llamaba y otra vez el Decano candidato, en un tercer movimiento en el que se matriculaba. Mata le paró más bola a Carla Sala que al Decano y este se marchó. Luego independiente, luego en alguna reunión en Guayaquil me encuentro con el Decano jurándole amor eterno a Nebot. Siempre supe que era Social Cristiano!, decía el caballero. Algunos añitos por ahí las dos campañas junto a Cinthya. Se hizo nombrar presidente provincial del Partido Social Cristiano en Pichincha, se peleó con todo el mundo, puso a sus cuatro amigos en los puestos claves, pero como en las dos campañas le ganaron larguito del PSC también se retiró. Luego el hombre del decano era Guillermo Lasso, Lasso Presidente, Lasso Presidente! Gritaba el ex decano, el catedrático, el docente, el muy señor! Tampoco creo que le han parado bola en CREO, porque ahora aparece coquetenado con Jairala y el Centro Democrático, será que se vuelve a casar? No lo hagas profesor, no lo hagas! Le vas a ganar a Liz Taylor!

Que triste ha sido la decepción, que duro ha sido tratar de entender ciertas cosas en la política, que desengañante ha sido ver la incoherencia de quien uno tenía en otro concepto. Que lamentable fue ver las prácticas del decano que luchaba en contra de le reelección indefinida mientras se hacía nombrar cinco veces decano de Jurisprudencia; que amrgo fue enterarse las actitudes del hombre que luchaba contra el autoritarismo pero les tomaba examen sorpresa a los estudiantes porque perdía la Liga, que indignante era escuchar al hombre que venía de la academia y sin embargo llevó adelante las más burdas prácticas de la más asquerosa y hedionda política.

Señor Santiago Guarderas: estoy consciente que esta carta no solo que no le va a gustar sino que muy probablemente me la contestará o alguno de sus seguidores me mandará al carajo, pero me cansé de ver como usted ha denigrado el ejercicio de la política, me cansé de ver como utiliza a la academia para sus plataformas y protervos fines, me canse de verlo como el gran referente de la opinión política quiteña cuando sus prácticas son de la más baja ralea tropical. Deje de llenarnos de vergüenza a quienes fuimos sus alumnos, deje de salpicar a la PUCE con los fluidos libidinosos de su promiscuidad política y de una buena vez o separe su accionar político de la academia o compórtese como lo que hace que se le ponga en los generadores de caracteres en los canales de televisión: un verdadero “catedrático universitario”, y a las nuevas generaciones de estudiantes de Derecho de la PUCE y de las universidades en donde vaya a recitar materia (que no es lo mismo que dar cátedra) deles ejemplo de coherencia, honradez intelectual y ética política. Esto no le pido ni como ciudadano ni como político, se lo pido como abogado, como ex Presidente de la Asociación Escuela de Derecho de la PUCE y, principalmente, como ex alumno de esa institución que tanto me ha dado a mí y tanto ha dado para la Patria y que usted la viene llenando de vergüenza desde hace algún tiempo atrás.
 
Permiso… 

3 comentarios:

  1. Andrés: hemos sido testigos la existencia de prestigiosos políticos que se han mantenido en sus andariveles de por vida, aun cuando a duras penas sus partidos llegaban a ocupar una curul o una concejalía. Pero han muerto con las botas puestas manteniendo sus principios y sus ideas políticas. Y estamos hablando de curuchupas o socialista sin distinción. Gente que se ganó el respeto de los electores. Que defendió a brazo partido sus ideas recibiendo el respeto y la consideración de sus rivales.
    Pero un día amanecimos en manos de los que han usado la política para robar, traficar y vender sus conciencias. Es una desgracia de la que no nos vamos a librar facilmente. Pasarán generaciones hasta que una nueva sabia llene las venas de algunos jóvenes que sobre la vergüenza de los políticos actuales, construyan el Ecuador del futuro.
    Lástima que no los veremos.
    Felicitaciones por desenmascarar por lo menos a uno de los actuales vividores de la política ecuatoriana.

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  2. crítica extemporánea. Me hace pensar en la frase:
    deja que ladren los perros Sancho

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