jueves, 5 de julio de 2018

70 años de la AED, 13 años de lo que me fui!

El jueves de la semana pasada, por invitación de Boris Obando, Presidente de la Asociación Escuela de Derecho de la PUCE, fui invitado a la Sesión Solemne por los 70 años de la AED, y yo, como propenso soy a volver a los lugares en donde amé la vida, volví al Alma Mater en donde viví una época muy linda de mi vida, volví a ser un guambrito, volví a tener 23 años.

En esa reunión en donde pudimos compartir con personalidades importantes como José Ayala Lasso, Mauricio Gándara, Juan Carlos Solines y otros, nos entregaron un libro de memorias de 45 ex presidentes de la AED, hablando sobre sus vivencias y cómo fue su año de administración.

Yo escribí un modesto ensayo, que se los comparto hoy a través de este blog, espero que sea de su agrado:

CUANDO VOLVIMOS A LA CALLE


Después de cuatro años y medio de haber hecho militancia y dirigencia en el viejo y querido Nuevo Acuerdo Estudiantil, el mes de enero del año 2005, gracias al apoyo mayoritario de mis compañeros de Facultad, tuve la suerte y el honor de asumir la Presidencia de la Asociación Escuela de Derecho sucediendo al buen y transparente Presidente Carlos Coronel Endara. La campaña de aquella jornada fue particularmente difícil, entre otras cosas, porque era el segundo año consecutivo en que se presentaban a elecciones tres organizaciones, reduciendo con esto al mínimo las posibilidades de recolectar firmas de adhesión para la inscripción de las listas y complicando muchísimo  la selección de candidatos para conformarlas; recuerdo que en aquella época las papeletas requerían de al menos 25 candidatos por cada movimiento para poder ser calificadas, lo cual, en la práctica implicaba 75 estudiantes de un padrón de algo más de 500 que debían participar como candidatos en los tres movimientos, es decir algo más del 10% de quienes conformábamos el padrón electoral tuvimos que ser candidatos en aquella elección, algo que requería de un trabajo previo y estratégico fuerte, sobre todo si se quería presentar una alternativa de calidad. En todo caso, a pesar de aquellos escollos alcanzamos una cómoda victoria electoral sobre mi buen amigo Salim Zaidán (hoy notable jurista y analista político) y de la representante del Movimiento CREE de quien no tengo ningún recuerdo puesto que nunca más volví a saber de ella ni en el ámbito público ni en el privado.

En el Nuevo Acuerdo Estudiantil habíamos tenido que levantarnos de una derrota durísima en el año inmediatamente anterior a la que yo me postulé, puesto que en esa elección quedamos últimos de tres, sin tener ninguna representación, salvo una o dos vocalías en la junta de facultad. Por ello, coincidimos dentro del movimiento que era fundamental establecer una estrategia que no se sostenga solamente en la figura del candidato presidencial ni en la imagen – bastante golpeada del movimiento en aquel momento – sino principalmente mostrarle a la Facultad un proyecto que tenga ideas y, sobre todo, gente para llevarlas adelante, gente con carisma, capacidad académica y don de gentes; ahí estuvieron conmigo Christian Proaño Jurado, Francisco Hurtado, Marco Jirón, Efrén Guerrero, Angélica Guerrero, Sebastián López, Patricia Carrión, Jaime Mejía, Estuardo Abril, Francisco Albuja, Camilo Larrea, Nicolás Solines, Mariela Moreno, Carolina Espinosa y un largo etcétera de  amigos que cumplían con ese perfil. No solo eran buenas personas, sino que además se encargaron de distribuirse por toda la facultad siendo ayudantes de cátedra de diferentes materias o facilitadores de los novatos en la época de matrículas o en actividades deportivas que hacían que de una u otra manera la facultad identifique en quienes hacíamos el NACE tres valores que luego fueron nuestro lema de campaña: “COMPROMISO, CONFIANZA, PARTICIPACIÓN”.

Largo es hablar de la campaña y sus pormenores, mucho más largo es hablar de un año de administración y un ensayo de la dimensión que me han pedido los chicos de la AED 2018, sin duda quedaría pequeño para contarles todas las anécdotas que vivimos en la cotidianidad. En todo caso, son varios aspectos que recuerdo pretendimos plantearle a la facultad en el ejercicio de nuestro encargo: Suprimimos la lógica asistencialista que hacía creer que la AED era el taita de todos y era quien debía pagar todo, comenzando a  ponerle un valor económico a las actividades lúdicas y deportivas otrora gratuitas. Dimos paso a un proceso de organización de los recursos de la AED para que estos le den un rédito económico a la organización como era el tema del manejo de lockers, uniformes de selecciones y biblioteca, que hasta nuestra época se manejaba al buen criterio de cada uno generándose pérdidas para la Asociación. Realizamos actividades tendientes a levantar el autoestima de los estudiantes de derecho y a despertar el sentido de pertenencia que a veces se iba desvaneciendo y que más de una vez nos trajo los más variados conflictos con quienes en aquella época hacían “oposición”, oposición caricaturizada ciertamente, pero oposición al fin.

Más allá de los proyectos que fueron muchos, de las obras de infraestructura que existieron también y de las actividades propias del manejo de la Asociación con una relativa calidad, el año 2005 fue un año particularmente especial, debido a varios acontecimientos de carácter externo tales como la elección del nuevo Decano de la Facultad o el naciente movimiento ciudadano contrario al Gobierno del Coronel Lucio Gutierrez, a lo cuales les pusimos particular atención y por primera vez en mucho tiempo, decidimos tomar una posición política enfática, firme, académica y sobre todo, estudiantil y ciudadana.

Desde finales del año 2004, la AED tomó la decisión de enfrentar la dictadura de la época, nos opusimos a la designación y posesión de la Pichi Corte, pero fue en mi administración en donde definitivamente le pusimos particular atención a la protesta ciudadana, a la propuesta académica y a la unidad interna. Desde el primer día de nuestra posesión hasta el 20 de abril de 2005, el Directorio de la AED decidió enfrentar con decisión al Gobierno de Gutierrez, fueron días y semanas enteras en las cuales la AED contagió con ese espíritu a toda la PUCE, y cuando me refiero a la PUCE me refiero a estudiantes nuestros, de otras facultades, dirigentes estudiantiles, profesores, administrativos y, por cierto, autoridades. Recuerdo claramente lo duro que resultó “convencer” al Rector de la época, padre José Rivadeneira, para que por fin dejemos la comodidad de las bancas universitarias y definitivamente “rompamos la compostura” y vayamos con decisión a liderar a esa sociedad que estaba ávida de conducción política, de discurso esperanzador y de recambio generacional: Estuvimos desde el “NO A LA PICHICORTE” hasta el “QUE SE VAYAN TODOS”, pero siempre con decencia, sin excesos, con conceptos, estériles a cualquier interés político y lo más importante: juntos, todos, como hermanos, bajo un ideal “NO A NINGUN TIPO DE DICTADURA!”.

Presentaciones en la televisión, entrevistas en radio, reportajes en periódicos[1], debates académicos, reuniones con más organizaciones estudiantiles, marchas, recibimos bombazos, tomas simbólicas [2]todo esto fue la constante durante esos meses. Cero twittazos, cero tendencias, cero Facebook, cero Hi5, cero whatsapp, cero Instagram, cero snapchat, en definitiva, cero redes sociales – estas estaban en pañales -, en su lugar ñeque puro y duro; calle, movilización, suela al piso, carteles, banderas, símbolos, propuesta, orgullo, honor; eso contagiamos, eso fuimos, ahí estuvimos.

El padre Rivadeneira fue un gran sacerdote, un notable Rector y un tipazo; de esos curas a la antigua: “mantenga la cordura señor Castillo”, “No se desboque señor Castillo”, “temo por la seguridad de los estudiantes”, “se nos puede ir de las manos y de ahí ¿cómo frenamos todo?”, fueron frases que le escuché a menudo antes de que un martes 5 de abril del 2005 me llamó al rectorado, con indignación en sus ojos por todo lo que estaban haciendo con nuestra patria y, parados conversando frente al cuadro de Aurelio Espinoza Pólit, me dijo: “está bien Andrés, ustedes ganan, nos vamos a la calle” adelante con su plan.

La PUCE de luto, los estudiantes de negro, los edificios de la universidad con banderas negras, los medios de comunicación al pendiente, el parque central lleno de gente, aún recuerdo la frase con la que terminé mi discurso: “se le terminó el tiempo Coronel Gutierrez”, y salimos! Por primera vez en muchos años 2000 estudiantes de la universidad en las calles, caminando hacia el Congreso Nacional, con decisión, con orden en el desorden, sin violencia pero con firmeza[3].

Le pusimos contenido a la protesta, hablamos de Estado de Derecho, de independencia de funciones, de respeto a los derechos civiles, de correcto manejo en la política, eso nos abrió puertas y nos generó adherentes, hasta que el 20 de abril de 2005, la semilla que sembramos entre los universitarios, unidos con el resto de la sociedad quiteña alcanzó el objetivo más importante que nos habíamos planteado como organización estudiantil en décadas: devolverle al país la esperanza y demostrar que si la PUCE quiere, puede. La sociedad nos aplaudió, estuvo con nosotros y resaltó nuestra posición, al final la tranquilidad de haber cumplido, y a pesar que por ahí algún trasnochado quiso aprovecharse de nuestra lucha para que se le nombre Vicepresidente de la República con el nuevo gobierno, logramos mantenernos impolutos sobre la idea de que nuestro combate era por la Patria y no por ningún interés particular o de grupo

Como lo dije líneas arriba es largo contar en detalle todo lo que pasó ese año, he tratado de resumirlo al máximo, pero lo que sí quiero decir es que mi experiencia al frente de la AED no solo que fue un deber de honor sino también una responsabilidad cívica, fue una oportunidad brillante para demostrar de lo que estamos hechos los ahora abogados, habré sido aplaudido y seguramente criticado, pero sin duda la AED forma parte de las páginas más felices de mi vida.

Les invito a los nuevos dirigentes de la Asociación a convencerse de lo que son: líderes estudiantiles de la mejor y más prestigiosa facultad de derecho del país, si están en ese cargo no se ahoguen en el paseo, la fiesta o el campeonato, denle un sentido social a su liderazgo, sintonícense siempre con la realidad nacional y hagan escuchar su voz. La magia que tiene la política universitaria es que nadie, por más carismático e inteligente que sea, podrá perennizarse en los espacios de representación estudiantil porque más temprano que tarde tendrá que egresar e irse, por lo tanto, aprovechen ese año que sus compañeros les confían para proyectarse y proyectar a la AED hacia una sociedad que necesita de jóvenes que lideren sin miedo y con argumentos, eso sin duda, contribuirá para que tengamos un Ecuador mejor.

Felices 70 años AED y a seguir!


Andrés Castillo Maldonado

martes, 27 de marzo de 2018

A Guachazo Limpio





Ofrecí salir el lunes, pero últimamente o el tiempo pasa muy rápido o hay tantas novedades en lo nacional y en lo personal que cada vez le queda a uno menos tiempo para dedicarle a lo que le gusta, en mi caso, comunicarme con ustedes a través de este espacio con el que comparto mi forma de entender las cosas a mi estilo y con mis lógicas. Perdón por incumplir mi palabra de salir el lunes y salir recién hoy!

A corte de martes 27 de marzo: 7 bombazos, 3 muertos, varios heridos y un secuestro es el estado de cuenta de los atentados que ha sufrido el país en los últimos tres meses. Desde el primer incidente se nos informó a la gente que a quién se le atribuían los atentados era un grupo de disidentes de las FARC que están liderados por un tal “GUACHO”, un mancito de no dar ni medio,  que la única vez que dio declaraciones a la prensa parecía que estaba dando sus impresiones de cómo le pareció el partido de fútbol que terminaba de jugar y no que era el rezago más peligroso del proceso de paz del Presidente Santos en Colombia. (Conste que me cuidé mucho del comentario racista, no comenzarán con sus cosas).

Los serranos, quiteños, quiteñísimos! de aquellos de cepa, conocemos muy bien que una de las formas más tradicionales del antiguo bullying era el caerle a “guachazos” a alguien. Como “guachazo”, entiéndase al golpe con mano abierta que se le propina al otro en la nuca o en la espalda como mecanismo de agresión, burla, penitencia o cualquier otra manifestación de cariño pastuso que se pueda tener entre los intervinientes. “Guachazo” de la risa, “guachazo” de las iras, “guachazo” de desquite, “guachazo” por bruto, guachazo por que si. En definitiva el “guachazo” hace carne de nuestra propia idiosincrasia.

Creerán que estoy divagando – para variar – pero después de 10 años en el que la revolución expulsó a los gringos de la base de Manta, recibió platita de las FARC para sus campañas, puso de ministros de defensa a un poco de tapas que no sabían ni dónde estaban parados,  compró radares, vehículos tácticos y fusiles chinos y los maravillosos helicópteros DHRUV, recibieron unos aviones venezolanos de a perro que aterrizaron y no volvieron a despegar, se tomó los colegios militares, convirtió las Escuelas Superiores  en conventos de monjitas con cadetitos de tercera a los que no había como verles muy duro porque enseguida enjuiciaban a sus instructores, enfrentó a la tropa con los oficiales argumentando “igualdad” en las filas, quitó sus aportes al ISSFFA,  redujo las condecoraciones y un largo etcétera,  es bien jodido ahora levantar la moral de nuestras gloriosas Fuerzas Armadas de la noche a la mañana y, obviamente, quien pierde es la patria, la seguridad y la paz de la gente.

Ahora alias “Guacho” y su banda de maleantes, nos están haciendo  entender la importancia de las Fuerzas Armadas como columna vertebral de la Patria. A guachazo limpio nos harán ver que esto no se trata de una bronca entre tropa y oficiales, a guachazo limpio nos harán entender que no es nomás de ir a comprar lo primero que se cruza para dotación de nuestra fuerza armada, a guachazo limpio nos va a hacer caer en cuenta  que la soberanía es un valor fundamental de la Patria que no debe estar contenida en los románticos libros o en los melodiosos discursos de la izquierda, sino en acciones concretas que nos permitan materializar esa soberanía con hechos reales, a guachazo limpio van a hacer ver a un poco de  mal dormidos que Ecuador no es Costa Rica y que necesitamos un Ejército bien tratado, con la moral en alto y siempre listo para enfrentar la agresión, a guachazo limpio entenderemos como país que nunca, pero nunca se puede ideologizar a las Fuerzas Armadas para que sean un ente que proteja al caudillo de turno sino una institución patriótica que trabaje para todos y nos defienda a todos, a guachazo limpio miraremos también que aquellos nostálgicos de izquierda que creen que el servicio militar es susceptible de “objeción de conciencia” están bien equivocados y que los jóvenes deben estar siempre prestos para defender a la patria en cualquier momento y si es preciso morir por ella como lo han hecho hace pocos días aquellos efectivos de la Armada Nacional allá en Mataje.

Mi solidaridad con las familias de los que perdieron a sus seres queridos, mi afecto para aquellos que están heridos y mi seguridad de que más allá del pisoteo del que fueron objetos durante esta década saqueada, nuestra Fuerza Armada ecuatoriana sabrá defendernos como lo hizo en Paquisha y en Tiwintza y saldremos victoriosos de este nuevo ataque que nos tomó con la guardia baja gracias a un puñado de elementales que a lo que se dedicaron fue a robarnos todo hasta la mismísima esperanza.

Los ciudadanos, a respaldar! A luchar con ellos! A inyectarles fuerza y valor, a decir nuevamente como en el alto Cenepa: Ni un paso atrás!

Hasta otro día!

miércoles, 10 de enero de 2018

Liz Taylor en la Política

Feliz año!

Para aquellos que no conocen quién es el personaje del que estoy hablando en el título de este artículo; en algún momento de ocio, métanse al google y busquen “Elizabeth Taylor”, más conocida como Liz Taylor. Lo primero que el buscador les va a arrojar es el nombre del cónyuge, y sorpresivamente se van a encontrar con 7 nombres distintos; si, 7 nombres distintos!: Conrad Hilton Jr., Michael Wilding, Mike Todd, Eddie Fisher, Richard Burton, John Warner y Larry Fortensky. En la época en la que Taylor se proyectó como actriz, sin duda, el tener siete esposos distintos era motivo de escándalo, cada matrimonio era motivo de cuchicheo general, y creo que hasta ahora resultaría poco probable que una vida así de licenciosa se admitida como regular. Sin embargo, a pesar de que su vida personal no era de las más ejemplares, Liz fue una de las actrices más queridas y respetadas de Hollywood, porque demostraba talento, capacidad, carisma y siempre sus actuaciones se encontraban muy bien calificadas por sus seguidores y los conocedores del séptimo arte.

Pero ese comportamiento, aun cuando puede resultar difícil de comprender para el resto y en las épocas modernas puede ser conocido como “soberanía del cuerpo”, puede ajustarse plenamente a una vida de farándula, luces, paparazzis, flashes y alfombras rojas, de hecho creo que parte del negocio está ahí.

Yo me pregunto, ¿este modo de vida sería compatible con la política? Y enseguida me respondo: por supuesto que no. Ni en lo personal ni en lo partidario, los políticos pueden ni deben andarse casando con el primero que se cruza y mucho menos andarse pasando de partido en partido cual picaflor sobre las florecitas. El entrar en una organización política requiere convicción, compromiso, apego, decisión y convencimiento de la doctrina política que la organización profesa. Lo demás es transfuguismo, oportunismo, vivarachería barata, falta de palabra e incoherencia ética; todos estos antivalores siempre, léaseme bien, siempre! serán sancionados por los electores tanto en la papeleta como en la opinión pública y en la publicada.

Lastimosamente conozco un personaje que se asemeja mucho a Taylor y pretende hacer política, un ciudadano que fue construido por los estudiantes de la Universidad Católica, un individuo que todo el tiempo que le conozco utilizó a la PUCE y a la Academia como carta de presentación para evidenciarse en la política y en la opinión pública. “Catedrático Universitario”, “Docente Universitario”, “Decano de la Facultad de Derecho”, decían los generadores de caracteres en los medios de comunicación en donde se presentaba. 

Debo confesar que al principio me daba orgullo verlo ahí, representando lo mejor de nuestra Universidad: la técnica, el conocimiento, la honestidad, siempre siendo la luz en medio de la oscuridad. Que orgullo, ese es mi profe! decía. Luchamos juntos, en el año 2005 él como Decano, yo como Presidente de la Asociación Escuela de Derecho de la PUCE enfrentamos a Gutierrez, a la Pichicorte, a la dictadura, a la violación del Estado de Derecho, a la interferencia de funciones, al chanchullo, al oportunismo, a la política mal manejada, a los políticos pícaros; nos fuimos en contra de un sistema corrupto y corruptor que nos gobernaba, nos aplastaba y nos llevaba a la más grave desinstitucionalización  democrática y política que se había visto hasta aquel entonces.

Cayó Gutierrez y mi Decano quería ser Vicepresidente de Palacio, pidió apoyo, se movió, cabildeó, le apoyamos, creímos en él; no se pudo, fue Serrano Aguilar el Vicepresidente, para la próxima será mi doctor, para la próxima!

A partir de ahí el espíritu de Liz Taylor se apoderó de mi Decano, chanfle!: primero con la Red y al grito de Roldós Presidente! Se encaramó en lo que en la Universidad conocíamos como las “Ligas Mayores”, luego creo que no le gustó mucho y se fue para la ID, naranja es el color mi doctor!  Pero tampoco le gustó porque al poquito tiempo ya se subió en la caravana de Humberto Mata. Fuerza Ecuador creo que se llamaba y otra vez el Decano candidato, en un tercer movimiento en el que se matriculaba. Mata le paró más bola a Carla Sala que al Decano y este se marchó. Luego independiente, luego en alguna reunión en Guayaquil me encuentro con el Decano jurándole amor eterno a Nebot. Siempre supe que era Social Cristiano!, decía el caballero. Algunos añitos por ahí las dos campañas junto a Cinthya. Se hizo nombrar presidente provincial del Partido Social Cristiano en Pichincha, se peleó con todo el mundo, puso a sus cuatro amigos en los puestos claves, pero como en las dos campañas le ganaron larguito del PSC también se retiró. Luego el hombre del decano era Guillermo Lasso, Lasso Presidente, Lasso Presidente! Gritaba el ex decano, el catedrático, el docente, el muy señor! Tampoco creo que le han parado bola en CREO, porque ahora aparece coquetenado con Jairala y el Centro Democrático, será que se vuelve a casar? No lo hagas profesor, no lo hagas! Le vas a ganar a Liz Taylor!

Que triste ha sido la decepción, que duro ha sido tratar de entender ciertas cosas en la política, que desengañante ha sido ver la incoherencia de quien uno tenía en otro concepto. Que lamentable fue ver las prácticas del decano que luchaba en contra de le reelección indefinida mientras se hacía nombrar cinco veces decano de Jurisprudencia; que amrgo fue enterarse las actitudes del hombre que luchaba contra el autoritarismo pero les tomaba examen sorpresa a los estudiantes porque perdía la Liga, que indignante era escuchar al hombre que venía de la academia y sin embargo llevó adelante las más burdas prácticas de la más asquerosa y hedionda política.

Señor Santiago Guarderas: estoy consciente que esta carta no solo que no le va a gustar sino que muy probablemente me la contestará o alguno de sus seguidores me mandará al carajo, pero me cansé de ver como usted ha denigrado el ejercicio de la política, me cansé de ver como utiliza a la academia para sus plataformas y protervos fines, me canse de verlo como el gran referente de la opinión política quiteña cuando sus prácticas son de la más baja ralea tropical. Deje de llenarnos de vergüenza a quienes fuimos sus alumnos, deje de salpicar a la PUCE con los fluidos libidinosos de su promiscuidad política y de una buena vez o separe su accionar político de la academia o compórtese como lo que hace que se le ponga en los generadores de caracteres en los canales de televisión: un verdadero “catedrático universitario”, y a las nuevas generaciones de estudiantes de Derecho de la PUCE y de las universidades en donde vaya a recitar materia (que no es lo mismo que dar cátedra) deles ejemplo de coherencia, honradez intelectual y ética política. Esto no le pido ni como ciudadano ni como político, se lo pido como abogado, como ex Presidente de la Asociación Escuela de Derecho de la PUCE y, principalmente, como ex alumno de esa institución que tanto me ha dado a mí y tanto ha dado para la Patria y que usted la viene llenando de vergüenza desde hace algún tiempo atrás.
 
Permiso…