Hace algunos días en una reunión de
análisis político sobre la situación del país, uno de los asistentes
(que prefiero reservarme su nombre para que no le persigan como me
persiguen a mi) decía que el economista es “el presidente de los
temas”; no solamente por lo “temático” que resulta ser a veces
sino también y principalmente por la cantidad de temas que pone en
la agenda para tenernos debate y debate mientras nos mete gol por
otra parte (o por el ojo tuerto como diría Fabricito).
Que la justicia, que los militares, que
los diputados, que la partidocracia, que el bono, que el 30S, que los
bancos, que el dinero electrónico, que los calefones, que las
cocinas de inducción, que el Galo Lara, que el matrimonio
igualitario, que el alza de pasajes, que Angostura, que las
utilidades de las telefónicas, que el Yasuní, que no ha sabido de
los contratos del ñañito, que el juicio a los de la comisión que
dijeron que si sabía, que el diario Hoy, que la revista Vanguardia,
que los toros, que los gallos, que el golpe de Estado, que el intento
de magnicidio, que la mala práctica médica, que el dragado del
puerto, que Gadaffi es el Bolivar Africano, que las gorditas
horrorosas, que las bestias salvajes, que la incautación de canales
de los banqueros, que la consulta popular, que la campaña del
maestro Augustito, que la vía Collas – Aeropuerto, que Cosursa,
que el tío Galo de Fiscal General de la Nación, que la marcha de
Guayaquil, que la marcha del Agua, que la Constitución de 300 años,
que era más Acostista que Acosta, luego que ya no era; que los
diputados de los manteles, que las uniones de hecho, que la mano
sucia de Chevron, que los abogados vende patria, que Asange, que
Honduras sería un lindo sitio para morir, que la prensa corrugta,
que Bonil, que Emilio Palacio, que el Luchito Chiriboga, que Mia
Farrow, que la garantía de los arriendos en manos de los municipios,
que la Ley de Heroes y Heroínas, que la Secretaría del Buen Vivir,
que la rodilla mal operada, que los fondos previsionales, que el
monumento a León, que las momias cocteleras, que los angelitos de
“Alfaro Vive”, que la comida chatarra, que la Megan, que el
campeonato mundial del hornado, que los límites de las provincias,
que los estudiantes de la Universidad de Guayaquil y la muda que
habla en los videos de la SECOM, que el parque Samanes, que los
cadáveres insepultos, que la Presidencia en el cuartel Eplicachima,
que le Fernando Balda, que el Cléver Jimenez, que sáquenme a la
Pachamama, que los operativos antidrogas con policía y ejército en
los colegios de Guayaquil, que el macabro plan de Obama; así, he
citado unos poquitos de los más variados temas de la mas de cinco
centenas que nos ha hecho discutir desde que “tenimos” de
presidente a Rafael, porque a Dios gracias ya “tenimos”
presidente.
Ahora el temático (debe ser por la
paliza del 23 de febrero y las marchas del 17 de septiembre) ya ha
agarrado otro tema del que habla café, almuerzo y merienda; me
refiero a la tan cacareada Restauración Conservadora, la que
casualmente lleva las siglas “RC” (cualquier similitud es mera
coincidencia). Ahora con ese cuento el gobierno del economista puede
hacer todo lo que a bien tenga y el resto calladito porque sino ¡se
restauran los conservadores! Y ahí si ¡sálvese quien pueda!
Estimado economista: no hay tal
restauración conservadora, simplemente la gente se está
despertando, ha aguantado bastantito ya; con el cuento de las lindas
carreteras, las escuelitas del milenio y hasta el Condorito en el
IESS, ustedes han hecho todo lo que han querido. Aquí no se
restauran los conservadores, aquí se levanta un pueblo que esta
aburrido ya de sus excesos, un pueblo que ya se cansó del manejo de esos otros
bonitos temas como los Pativideos, Dayuma, del Quinto Pazmiño,
del Pedrito Delgado, de los Contratos de su hermanito, de que no
venda los canales incautados y los use para su beneficio, de que se
coma los fondos previsionales de la gente, de que persiga a quienes
usted mismo ordenó que le disparen como comandante en jefe y no le
hicieron caso el 30S, que se quiera cargar las utilidades de la gente que
trabaja, de la Radio Arutam, del linchamiento a los medios, del
atropello a periodistas, de los perseguidos políticos, de los 10 de
luluncoto, de la valija diplomática, que no asuma su responsabilidad
y quiera aventar a otros el tema de los pasajes, que no se sepa nada
de los aportes de las FARC a la campaña, que se reviente el Yasuní
después de que se dio a ecologista y que por su incontinencia verbal se
caiga el primer proyecto de mantener el crudo en el suelo, de los
créditos chinos, de la persecución a quién le canta las verdades,
de sus ideotas sobre la reelección indefinida, de su coptación de
todas las funciones del Estado, del sobreprecio de la Collas –
Aeropuerto, que no respete la idiosincracia de los pueblos e imponga
su santa voluntad, de sus títeres en la asamblea, de los corchos,
los corderos y de los borregos; que ofrezca renunciar cada vez que se
emperra y no lo haga, que no deje trabajar a los municipios, que les
quite rentas porque no son sus panas, que no respete a las mujeres,
que se baje a pelear con la gente que no le saluda bonito cuando va
por la calle, de Duzac, de su pana el Comecheques y don Raúl
Carrión, de los chalecos de la Agencia Nacional de Tránsito, de la
muerte del General Gabela, de los puntos que les subieron a jueces
chimbos para convertirlos en sus títeres en la Corte Nacional de
Justicia, de la Chupacorte Constitucional, de los procesos de
selección de autoridades todos amarrados para beneficiar solo a sus
“brothers”, de que se pisotee a las fuerzas armadas y a la
policía nacional con la anuencia de un alto mando que hace mutis por
el foro, que los que antes eran guerrilleros ahora nos gobiernen con
todos los honores, de la inflada burocracia, de los sanduchitos en
sus marchas, de que año a año cada septiembre se celebre el día
que murieron ecuatorianos inocentes, de sus cambio de palabra, de sus
malas amistades, de sus insultos, amenazas, atropellos,
descalificaciones, humillaciones y abusos; todo eso como decimos en
Quito nos tiene “hinchados las pelotas” a quienes creemos en un
Ecuador bastante diferente al que usted nos ofrece.
¿Estamos todos locos economista? Los
muchachos del Montufar, del Mejía, del Central Técnico, los
médicos, los maestros, lo estudiantes en general, los políticos,
los líderes sindicales, los trabajadores de las telefónicas, los
periodistas, los líderes de opinión, los caricaturistas, las
mujeres, los hombres, los activistas GLBT, los “Sirios y Troyanos”
como torpemente nos llamaba don Virgilio Hernández, estamos
inconformes de gana, aquí todo es una maravilla, avanzamos patria y
cállese la boca.
Si decir lo que se piensa, si unirse a
dialogar para presentar un proyecto alternativo, si el discrepar, si
el no ir a sus marchas sino a las otras, si escribir un artículo
como éste que me imagino le hinchará las pelotas nos hace acreedores
a ser parte de una restauración conservadora, pues me declaró
conservador restaurado! ¿y sabe por qué? Porque aun quiero
conservar mi patria, conservar esa patria que nos abrace y no que nos
divida, esa patria que nos iguale hacia arriba y no hacia abajo,
conservar una patria libre de atropellos, abusos y corrupción;
quiero conservar una patria no solo digna como usted ofrece sino
dignificante, donde la libertad sea la constante y la cordialidad sea
la actitud.
Disculpará nomás!
Permiso...