Ofrecí salir el lunes, pero
últimamente o el tiempo pasa muy rápido o hay tantas novedades en lo nacional y
en lo personal que cada vez le queda a uno menos tiempo para dedicarle a lo que le gusta, en mi caso, comunicarme con ustedes a través de este espacio con el
que comparto mi forma de entender las cosas a mi estilo y con mis lógicas.
Perdón por incumplir mi palabra de salir el lunes y salir recién hoy!
A corte de martes 27 de marzo: 7 bombazos, 3 muertos, varios heridos y un
secuestro es el estado de cuenta de los atentados que ha sufrido el país en los
últimos tres meses. Desde el primer incidente se nos informó a la gente que a
quién se le atribuían los atentados era un grupo de disidentes de las FARC que
están liderados por un tal “GUACHO”, un mancito de no dar ni medio, que la única vez que dio declaraciones a la
prensa parecía que estaba dando sus impresiones de cómo le pareció el partido
de fútbol que terminaba de jugar y no que era el rezago más peligroso del
proceso de paz del Presidente Santos en Colombia. (Conste que me cuidé mucho
del comentario racista, no comenzarán con sus cosas).
Los serranos, quiteños,
quiteñísimos! de aquellos de cepa, conocemos muy bien que una de las formas más
tradicionales del antiguo bullying era el caerle a “guachazos” a alguien. Como “guachazo”,
entiéndase al golpe con mano abierta que se le propina al otro en la nuca o
en la espalda como mecanismo de agresión, burla, penitencia o cualquier otra
manifestación de cariño pastuso que se pueda tener entre los intervinientes. “Guachazo”
de la risa, “guachazo” de las iras, “guachazo” de desquite, “guachazo” por
bruto, guachazo por que si. En definitiva el “guachazo” hace carne de nuestra
propia idiosincrasia.
Creerán que estoy divagando –
para variar – pero después de 10 años en el que la revolución expulsó a los
gringos de la base de Manta, recibió platita de las FARC para sus campañas,
puso de ministros de defensa a un poco de tapas que no sabían ni dónde estaban
parados, compró radares, vehículos
tácticos y fusiles chinos y los maravillosos helicópteros DHRUV, recibieron
unos aviones venezolanos de a perro que aterrizaron y no volvieron a despegar,
se tomó los colegios militares, convirtió las Escuelas Superiores en conventos de monjitas con cadetitos de
tercera a los que no había como verles muy duro porque enseguida enjuiciaban a
sus instructores, enfrentó a la tropa con los oficiales argumentando “igualdad”
en las filas, quitó sus aportes al ISSFFA, redujo las condecoraciones y un largo
etcétera, es bien jodido ahora levantar
la moral de nuestras gloriosas Fuerzas Armadas de la noche a la mañana y,
obviamente, quien pierde es la patria, la seguridad y la paz de la gente.
Ahora alias “Guacho” y su banda
de maleantes, nos están haciendo entender
la importancia de las Fuerzas Armadas como columna vertebral de la Patria. A
guachazo limpio nos harán ver que esto no se trata de una bronca entre tropa y
oficiales, a guachazo limpio nos harán entender que no es nomás de ir a comprar
lo primero que se cruza para dotación de nuestra fuerza armada, a guachazo
limpio nos va a hacer caer en cuenta que
la soberanía es un valor fundamental de la Patria que no debe estar contenida
en los románticos libros o en los melodiosos discursos de la izquierda, sino en
acciones concretas que nos permitan materializar esa soberanía con hechos
reales, a guachazo limpio van a hacer ver a un poco de mal dormidos que Ecuador no es Costa Rica y
que necesitamos un Ejército bien tratado, con la moral en alto y siempre listo
para enfrentar la agresión, a guachazo limpio entenderemos como país que nunca,
pero nunca se puede ideologizar a las Fuerzas Armadas para que sean un ente que
proteja al caudillo de turno sino una institución patriótica que trabaje para
todos y nos defienda a todos, a guachazo limpio miraremos también que aquellos
nostálgicos de izquierda que creen que el servicio militar es susceptible de “objeción
de conciencia” están bien equivocados y que los jóvenes deben estar siempre
prestos para defender a la patria en cualquier momento y si es preciso morir
por ella como lo han hecho hace pocos días aquellos efectivos de la Armada
Nacional allá en Mataje.
Mi solidaridad con las familias
de los que perdieron a sus seres queridos, mi afecto para aquellos que están heridos
y mi seguridad de que más allá del pisoteo del que fueron objetos durante esta década
saqueada, nuestra Fuerza Armada ecuatoriana sabrá defendernos como lo hizo en
Paquisha y en Tiwintza y saldremos victoriosos de este nuevo ataque que nos
tomó con la guardia baja gracias a un puñado de elementales que a lo que se
dedicaron fue a robarnos todo hasta la mismísima esperanza.
Los ciudadanos, a respaldar! A luchar
con ellos! A inyectarles fuerza y valor, a decir nuevamente como en el alto
Cenepa: Ni un paso atrás!
Hasta otro día!