miércoles, 15 de julio de 2015

El Protocolo lo Rompe el Papa


Han pasado 8 días desde que el Papa dejó el país, tiempo más que suficiente para haber analizado su mensaje, y sobre todo para bajarle un cambio a los fanatismos de lado y lado. Particularmente para mi fue una experiencia inigualable, inolvidable, única! El Santo Padre a sus 78 años ha sabido demostrarnos que el cansancio es un tema actitudinal y la fatiga puede ser fácilmente controlada con la fe, el entusiasmo y, seguramente, impulsado por una fuerza superior que ha sido permanentemente alimentada por su ya tradicional: “Recen por mi”.

Nuestro pueblo resultó extraordinario: hospitalario, jovial, cálido, cariñoso, con fe; pero nuestros gobernantes definitivamente demostraron ser una orquesta de campechanos que no tienen ni idea de como se deben manejar este tipo de acontecimientos; elementales me resultaron, sí! Elementales hasta el ridículo!

Llega Francisco al aeropuerto de Tababela y no se por qué extraña razón el economista Patiño se sube al avión a “recibir al Papa”, señor Canciller: el Papá llegaba a una visita PASTORAL, ¿para qué se sube a “recibirle”? Tan poco tenía usted que hacer ahí, que se dio la vuelta del músico; subió y le volvieron a bajar porque el Papa no tenía que bajar de su brazo, sino acompañado por Otonello, el Nuncio Apostólico, auténtico representante del Papa en el país, así que resultaba innecesaria su subida, salvo que sea para ayudar a buscar el solideo que se le voló a Francisco apenas pisó las escalinatas del avión.

Luego el economista… el inefable y campechano economista Correa, recibe al Sucesor de Pedro como si estuviera recibiendo a su primo Pedro, por poco “shorando” y abrazándole como a compadre! Presidente: el protocolo de recepción al Papa tiene sus códigos, sus dinámicas y sus límites, no es usted el llamado a romperlos, los tiene que respetar, estos pueden cambiar solamente si el ilustre visitante se decide a romperlos.

Después del “caluroso” abrazo del economista, de esos que uno les da a los niños de brazo para “sacarle los chanchitos”, le demostramos al Santo Padre y al mundo que en el Ecuador, a pesar de la tan cacareada revolución, seguimos teniendo niños de primera y niños de segunda; niños pa'l flocklor y niños bien; niños que recibían al Pastor de la Iglesia con sus trajesitos típicos como para demostrarle que acá también hay indios y por otro lado hijitos de papi como el de don Gustavo Jalk, que en brazos de su papito, recibió directamente la bendición del Papa como muestra de que también hay niños bien, que aprovechando el puestito del taita, reciben al Papa en primera fila. Ojo! Que no se me mal interprete, la culpa no es del niño, enhorabuena por él, quizás ya tendrán la foto en la sala de la casa y me alegro por esa criatura; lo lamentable es que sin ningún tacto mostremos a nuestros visitantes que en nuestro país todavía categorizamos niños para mostrar y niños para el flocklor… sencillamente lamentable!

Luego, la excelentísima y reverentísima alteza real doña Gabriela Marqueza de Otavalo que con el mismo ternito del que hablaba de utopías en la posesión del economista hace escasos dos años recibe al Papa por poco y lista para regalarle unas gallinitas en pie para que se haga un caldito. Risible, lamentable, ridículo! Eso sin contar con el “selfie” que dos días después le pidió al Papa en pleno salón amarillo y que después bien sueltita de huesos salió a decir que era “para consumo personal”, bue… sin comentarios. Lo que si le puedo decir, su alteza, es que no es obligatorio conocer sobre las finezas que se debe tener para con el Obispo de Roma; pero al menos asesórese mínimamente aunque sea con aquel amigo suyo que le dice que el 3 de noviembre se celebra la fundación de Cuenca y no quede tan mal ante sus compatriotas y el mundo.

No quiero extenderme mucho, pero es que hay bastante material verán! Se deja a los Obispos parados aguantando viento y primero se hace que su Santidad salude con las altísimas autoridades de la República, cuando lo lógico es que al ser una visita Pastoral primero se salude a los responsables de la Iglesia y no a los responsables del desastre.

Llegaron los discursos, el economista se equivoca con sabatina. 12 minutos y más hablando de sus típicos complejos, le llena de elogios empalagosos al Papa, matiza su amargura con un toque de humor agrio al más puro estilo de cuando Chávez cantaba “Quisqueya la Bella” en Santo Domingo – República Dominicana mientras se discutía el bombardeo a Angostura.

Al fin logró hablar Francisco, sereno, impoluto, claro, con indirectas bien directas, dando cátedra de diplomacia dice cosas si decirlas. Ansioso de encontrarse con su pueblo habla a penas cinco minutos dejando en la mente de los ecuatorianos, creyentes o no, verdades como puñales que nos pusieron un estate quieto a los belicosos y a los pacíficos, a los que querían politizar la llegada y a los que guardaban con cautela sus palabras; en fin, Francisco demuestra que no viene a casarse con nadie y eso estaba muy bien!

Lo demás amor: amor de Francisco a su pueblo, y amor del pueblo a su Obispo: flores, regalos, canciones, lágrimas, emoción, fe, gritos, buena vibra, carisma, sonrisas, saludos, plegarias, afecto del bueno; y, claro! Como no podía ser de otra manera una misteriosa limusina atrás, la típica limusina negra, la de los vidrios ahumados, esa en la que en el imaginario de la gente avanzaba el economista, aquella limusina que ahora no saben quien la conducía ni a quien llevaba y que juran QUE VAN A INVESTIGAR! JA! En el Ecuador hay cosas más importantes que investigar amigos de la revolución! pero eso es tema de otro artículo. El hecho cierto es que a esa limusina la gente desde Tababela a la Nunciatura le gritaba “Fuera Correa, Fuera” y si no me cree, vaya y pregunte.

Francisco a Guayaquil! Francisco Nunciatura, Francisco aeropuerto, Francisco Divina Misericosrdia, Francisco Samanes, Francisco Homilía, Francisco Javier, Francisco Paquito, Francisco pueblo, Francisco abrazos, Francisco fe.

Llega a Quito a entrevistarse con el economista y ahí cambia la cosa: Rafael cámaras, Rafael canción, Rafael alfombra, Rafael baila, Rafael canta, Rafael salta como en el estadio, Rafael recibe, Rafael abraza, Rafael adelante, Francisco atrás; Rafael y Rafael, y si no le tocaba a él... igual Rafael!

Y ya en Carondelet es donde comenzó una pendejada atrás de la otra: entra su santidad al salón amarillo y se encuentra con los quinientos mil ministros! Todos revolucionarios, todos socialistas, uno que otro ateo, pero eso si bien bañaditos y peinaditos, excepto Ehlers que andaba con sombrero y hediendo a incienso. Todos listos para la novelería, abrazos de los unos, besos de las otras, selfies con las unos, chistes agrios de las otras, Rafael adelante, Francisco atrás; un campeonato de quién es más bacán y quien ha salvado más a la patria. Por un momento tuve la sensación de que no estábamos en una visita de “CORTESÍA AL PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA” como constaba en el programa oficial, sino que estábamos en la posada de la buena vecindad del chavo del ocho con los actos y gracias que preparaba cada ministro. Unos campechanos de hueso colorado!

¿Y cuál era el argumento para tanto despropósito? Según los funcionarios de gobierno, voceros, acólitos, seguidores, trolls y otras especies, el comportamiento de todos ellos respondía a que “el Papa es así, es bien cercano, es bien humilde, no se anda con poses, es bien humano”. Todo eso es cierto señores, pero el Papa es el Papa! digo, es como que a cualquiera de nosotros nos invitan a un matrimonio, y además de ir nosotros vamos llevando a todo el barrio, unos con calentador, otros con gorra, otros sin regalo y toditos a beber como alquilados, y para llevarles, utilizamos el argumento de que los novios son bien sencillos, son bien humanos, son cercanos a nosotros, que no se han de enojar, más bien nos han de recibir bonito. Seguramente con esa lógica de picantería, pasaremos y haremos pasar un mal rato a los invitantes y el resto de personas nos mirarán muy muy mal por abusivos.

Señores: el protocolo no lo rompen ustedes por que se les ocurre, el protocolo si le da la gana lo rompe el Papa. En diplomacia no se parte de supuestos que les sale del estómago, en diplomacia se cumplen las reglas de manera estricta y es el visitante quien tiene el derechos de inobservarlas, no ustedes! He sentido vergüenza ajena por las actitudes de muchos de nuestros revolucionarios dirigentes, pero bueno así mismo es, esperemos que no se repita en una próxima y que en lugar de andar colgando pancartas en toda las ciudades manoseando al Papa y sus ideas, se sienten a coger un curso aunque sea en el SECAP de como se debe llevar adelante este tipo de eventos porque ciertamente les quedo muy grande.

Lo que si les debe dar tranquilidad y paz interior, es que no importa cuan mal lo hayan hecho… Siempre habrá un Evo que les salve.


Permiso...