Han
pasado 8 días desde que el Papa dejó el país, tiempo más que
suficiente para haber analizado su mensaje, y sobre todo para bajarle
un cambio a los fanatismos de lado y lado. Particularmente para mi
fue una experiencia inigualable, inolvidable, única! El Santo Padre
a sus 78 años ha sabido demostrarnos que el cansancio es un tema
actitudinal y la fatiga puede ser fácilmente controlada con la fe,
el entusiasmo y, seguramente, impulsado por una fuerza superior que
ha sido permanentemente alimentada por su ya tradicional: “Recen
por mi”.
Nuestro
pueblo resultó extraordinario: hospitalario, jovial, cálido,
cariñoso, con fe; pero nuestros gobernantes definitivamente
demostraron ser una orquesta de campechanos que no tienen ni idea de
como se deben manejar este tipo de acontecimientos; elementales me
resultaron, sí! Elementales hasta el ridículo!
Llega
Francisco al aeropuerto de Tababela y no se por qué extraña razón
el economista Patiño se sube al avión a “recibir al Papa”,
señor Canciller: el Papá llegaba a una visita PASTORAL, ¿para qué
se sube a “recibirle”? Tan poco tenía usted que hacer ahí, que
se dio la vuelta del músico; subió y le volvieron a bajar porque el
Papa no tenía que bajar de su brazo, sino acompañado por Otonello,
el Nuncio Apostólico, auténtico representante del Papa en el país,
así que resultaba innecesaria su subida, salvo que sea para ayudar a
buscar el solideo que se le voló a Francisco apenas pisó las
escalinatas del avión.
Luego
el economista… el inefable y campechano economista Correa, recibe
al Sucesor de Pedro como si estuviera recibiendo a su primo Pedro,
por poco “shorando” y abrazándole como a compadre! Presidente:
el protocolo de recepción al Papa tiene sus códigos, sus dinámicas
y sus límites, no es usted el llamado a romperlos, los tiene que
respetar, estos pueden cambiar solamente si el ilustre visitante se
decide a romperlos.
Después
del “caluroso” abrazo del economista, de esos que uno les da a
los niños de brazo para “sacarle los chanchitos”, le demostramos
al Santo Padre y al mundo que en el Ecuador, a pesar de la tan
cacareada revolución, seguimos teniendo niños de primera y niños
de segunda; niños pa'l flocklor y niños bien; niños que recibían
al Pastor de la Iglesia con sus trajesitos típicos como para
demostrarle que acá también hay indios y por otro lado hijitos de
papi como el de don Gustavo Jalk, que en brazos de su papito, recibió
directamente la bendición del Papa como muestra de que también hay
niños bien, que aprovechando el puestito del taita, reciben al Papa
en primera fila. Ojo! Que no se me mal interprete, la culpa no es del
niño, enhorabuena por él, quizás ya tendrán la foto en la sala de
la casa y me alegro por esa criatura; lo lamentable es que sin ningún
tacto mostremos a nuestros visitantes que en nuestro país todavía
categorizamos niños para mostrar y niños para el flocklor…
sencillamente lamentable!
Luego,
la excelentísima y reverentísima alteza real doña Gabriela
Marqueza de Otavalo que con el mismo ternito del que hablaba de
utopías en la posesión del economista hace escasos dos años recibe
al Papa por poco y lista para regalarle unas gallinitas en pie para
que se haga un caldito. Risible, lamentable, ridículo! Eso sin
contar con el “selfie” que dos días después le pidió al Papa
en pleno salón amarillo y que después bien sueltita de huesos salió
a decir que era “para consumo personal”, bue… sin comentarios.
Lo que si le puedo decir, su alteza, es que no es obligatorio conocer
sobre las finezas que se debe tener para con el Obispo de Roma; pero
al menos asesórese mínimamente aunque sea con aquel amigo suyo que
le dice que el 3 de noviembre se celebra la fundación de Cuenca y no
quede tan mal ante sus compatriotas y el mundo.
No
quiero extenderme mucho, pero es que hay bastante material verán! Se
deja a los Obispos parados aguantando viento y primero se hace que su
Santidad salude con las altísimas autoridades de la República,
cuando lo lógico es que al ser una visita Pastoral primero se salude
a los responsables de la Iglesia y no a los responsables del
desastre.
Llegaron
los discursos, el economista se equivoca con sabatina. 12 minutos y
más hablando de sus típicos complejos, le llena de elogios
empalagosos al Papa, matiza su amargura con un toque de humor agrio
al más puro estilo de cuando Chávez cantaba “Quisqueya la Bella”
en Santo Domingo – República Dominicana mientras se discutía el
bombardeo a Angostura.
Al
fin logró hablar Francisco, sereno, impoluto, claro, con indirectas
bien directas, dando cátedra de diplomacia dice cosas si decirlas.
Ansioso de encontrarse con su pueblo habla a penas cinco minutos
dejando en la mente de los ecuatorianos, creyentes o no, verdades
como puñales que nos pusieron un estate quieto a los belicosos y a
los pacíficos, a los que querían politizar la llegada y a los que
guardaban con cautela sus palabras; en fin, Francisco demuestra que
no viene a casarse con nadie y eso estaba muy bien!
Lo
demás amor: amor de Francisco a su pueblo, y amor del pueblo a su
Obispo: flores, regalos, canciones, lágrimas, emoción, fe, gritos,
buena vibra, carisma, sonrisas, saludos, plegarias, afecto del bueno;
y, claro! Como no podía ser de otra manera una misteriosa limusina
atrás, la típica limusina negra, la de los vidrios ahumados, esa en
la que en el imaginario de la gente avanzaba el economista, aquella
limusina que ahora no saben quien la conducía ni a quien llevaba y
que juran QUE VAN A INVESTIGAR! JA! En el Ecuador hay cosas más
importantes que investigar amigos de la revolución! pero eso es tema
de otro artículo. El hecho cierto es que a esa limusina la gente
desde Tababela a la Nunciatura le gritaba “Fuera Correa, Fuera” y
si no me cree, vaya y pregunte.
Francisco
a Guayaquil! Francisco Nunciatura, Francisco aeropuerto, Francisco
Divina Misericosrdia, Francisco Samanes, Francisco Homilía,
Francisco Javier, Francisco Paquito, Francisco pueblo, Francisco
abrazos, Francisco fe.
Llega
a Quito a entrevistarse con el economista y ahí cambia la cosa:
Rafael cámaras, Rafael canción, Rafael alfombra, Rafael baila,
Rafael canta, Rafael salta como en el estadio, Rafael recibe, Rafael
abraza, Rafael adelante, Francisco atrás; Rafael y Rafael, y si no
le tocaba a él... igual Rafael!
Y ya
en Carondelet es donde comenzó una pendejada atrás de la otra:
entra su santidad al salón amarillo y se encuentra con los
quinientos mil ministros! Todos revolucionarios, todos socialistas,
uno que otro ateo, pero eso si bien bañaditos y peinaditos, excepto
Ehlers que andaba con sombrero y hediendo a incienso. Todos listos
para la novelería, abrazos de los unos, besos de las otras, selfies
con las unos, chistes agrios de las otras, Rafael adelante, Francisco
atrás; un campeonato de quién es más bacán y quien ha salvado más
a la patria. Por un momento tuve la sensación de que no estábamos
en una visita de “CORTESÍA AL PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA
REPÚBLICA” como constaba en el programa oficial, sino que
estábamos en la posada de la buena vecindad del chavo del ocho con
los actos y gracias que preparaba cada ministro. Unos campechanos de
hueso colorado!
¿Y
cuál era el argumento para tanto despropósito? Según los
funcionarios de gobierno, voceros, acólitos, seguidores, trolls y
otras especies, el comportamiento de todos ellos respondía a que “el
Papa es así, es bien cercano, es bien humilde, no se anda con poses,
es bien humano”. Todo eso es cierto señores, pero el Papa es el
Papa! digo, es como que a cualquiera de nosotros nos invitan a un
matrimonio, y además de ir nosotros vamos llevando a todo el barrio,
unos con calentador, otros con gorra, otros sin regalo y toditos a
beber como alquilados, y para llevarles, utilizamos el argumento de
que los novios son bien sencillos, son bien humanos, son cercanos a
nosotros, que no se han de enojar, más bien nos han de recibir
bonito. Seguramente con esa lógica de picantería, pasaremos y
haremos pasar un mal rato a los invitantes y el resto de personas nos
mirarán muy muy mal por abusivos.
Señores:
el protocolo no lo rompen ustedes por que se les ocurre, el protocolo
si le da la gana lo rompe el Papa. En diplomacia no se parte de
supuestos que les sale del estómago, en diplomacia se cumplen las
reglas de manera estricta y es el visitante quien tiene el derechos
de inobservarlas, no ustedes! He sentido vergüenza ajena por las
actitudes de muchos de nuestros revolucionarios dirigentes, pero
bueno así mismo es, esperemos que no se repita en una próxima y que
en lugar de andar colgando pancartas en toda las ciudades manoseando
al Papa y sus ideas, se sienten a coger un curso aunque sea en el
SECAP de como se debe llevar adelante este tipo de eventos porque
ciertamente les quedo muy grande.
Lo
que si les debe dar tranquilidad y paz interior, es que no importa
cuan mal lo hayan hecho… Siempre habrá un Evo que les salve.
Permiso...